Lectura bíblica: 1 Juan 4:7–12
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. 1 Juan 4:8
Pregúntale a amigos o parientes mayores si se acuerdan de una vieja canción que decía que la infatuación y el matrimonio iban juntos como un caballo con una carreta. Te dirán que es el amor —no alguna infatuación— y el matrimonio lo que van juntos. Pero en el diario vivir, muchos los confunden. Entonces, ¿cuál es la diferencia?
Infatuaciones son cuando las chicas se babean por los chicos. Es cuando los chicos le dan un puñete cariñoso a las chicas en el brazo. Quizá no confundirías esos sentimientos melosos con el verdadero amor. Pero fíjate en las enormes diferencias entre una infatuación y el verdadero amor.
Infatuación
Verdadero amor
Comienza y termina súbitamente
Sigue aumentando a medida que pasa el tiempo
Sigue superficial
Se profundiza
Altibajos emocionales
Un compromiso que se mantiene firme
Enamorado del amor
Enamorado de una persona
Rompe las relaciones cuando se irrita
No se da por vencido cuando aparece un problema
Se enfoca en lo físico
Se enfoca en el carácter
Toma
Da
Mis sentimientos
Las necesidades del otro
Centrado en sí mismo
Se autocontrola
Atracción física ante todo
Atención emocional y espiritual ante todo
Espera encontrar felicidad
Espera poner todo de su parte para lograr felicidad
Pregunta: “¿Qué tal me va?”
Pregunta: “¿Qué tal te va?”
Acepta si el otro reúne ciertas condiciones
Acepta incondicionalmente
Cree que la otra persona es perfecta
Ve los puntos fuertes y los débiles
Ignora los problemas
Encara los problemas para resolverlos
¡Cuántas diferencias! Las infatuaciones se esfuman. Pero el amor verdadero perdura. Aunque una amistad entre una chica y un chico no culmine en el matrimonio, el verdadero amor sigue amando.
Esas características del amor, ¿te hacen pensar en alguien? Debieran hacerlo, porque reflejan las características del amor de Dios por ti. Tú eres todos los días el objeto de ese amor generoso e incondicional. Y cuando comienzas a poner en práctica esas características en tus relaciones humanas, eres un reflejo del amor de Dios.
PARA DIALOGAR: Contesta en tus propias palabras: ¿Cuál es la diferencia entre una infatuación y el verdadero amor?
PARA ORAR: Señor, ayúdanos a expresar el verdadero amor a los que decimos querer.
PARA HACER: Es probable que hayas sido testigo de infatuaciones de chicos y chicas. Quizá te has sentido presionado a tener un “amorcito”. ¿Te parece que te conviene hablar con mamá o papá sobre eso?
McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.
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