
Pero para poder tener un corazón de padre hay que tener primero un corazón de hijo.
En Proverbios 4:1, 3 dice: “Oíd, hijos, la enseñanza de un padre; estad atentos para adquirir entendimiento. Pues yo también fui hijo de mi padre.”
Para poder darles a nuestros hijos buenos consejos y enseñanzas, primero hay que aprender a recibirlas de nuestros padres.
Para poder dar amor a los hijos que anhelamos tener algún día, primero hay que aprender a recibir amor de nuestros padres y de los que nos rodean, aún cuando sea difícil y tengamos que abrir nuestro corazón.
Si como hijos escuchamos las palabras sabias de nuestros padres, nuestros hijos escucharán también las nuestras.
Si como hijos valoramos y disfrutamos el tiempo con nuestros padres, nuestros hjos también le darán valor al pasar tiempo con nosotros.
Si aprendemos a recibir reprensión y castigo de nuestros padres, nuestros hijos aprenderán a dar fruto de obediencia.
Si tenemos el corazón de un hijo, podremos dar el cuidado y la protección de un padre.
Si aprendemos a perdonar a nuestros padres, aprenderemos a perdonar a nuestros hijos y amarlos en todo tiempo.
Si hoy buscamos el calor y la armonia en nuestra familia, amigos, seres queridos, nuestros hijos buscaran el calor en nosotros como padres.
Si hoy le damos prioridad en nuestra vida a Dios como nuestro padre, nuestros hijos también tendrán a Dios como prioridad.
Si tu anhelo es tener hijos, confía en Dios, y Él hará, pero primero honra a tu padres con todo tu corazón. (266)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, comenta con responsabilidad y respeto. Lectores, agradecidos.