ersículos de la Biblia
Lucas
15:4-7 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de
ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto , y va tras la que se
perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus
hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos,
diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había
perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que
se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan
arrepentimiento.
Palabras del ministerio
El
pastor que va al desierto en busca de la oveja perdida indica que el
Hijo vino al mundo para estar con los hombres (Jn. 1:14). Aquí vemos
tanto la fortaleza del Salvador como Su amor.
¿Qué representa el
desierto al cual el Hijo como Pastor fue en busca de la oveja perdida?
El desierto es el mundo. A los ojos de Dios el mundo es un desierto, un
lugar inhóspito y desolado donde es fácil perderse. El Hijo fue al
desierto a buscarnos a nosotros las ovejas perdidas.
Ahora
debemos preguntarnos en qué manera vino el Hijo como Pastor a buscarnos.
En contraste con el Espíritu, representado por la mujer que llevaba una
lámpara, el Hijo no nos busca iluminándonos, sino muriendo en la cruz.
En Juan 10:11 el Señor Jesús dijo que Él era el buen Pastor que da Su
vida por las ovejas: “Yo soy el buen Pastor, el buen Pastor pone Su vida
por las ovejas”. La obra del Pastor consiste en morir por nosotros. Si
Él no hubiera muerto por nosotros, no habría podido buscarnos. Él nos
busca muriendo por nosotros.